Creando encuentros entre libros y comunidades
Desde su fundación en 1991, la editorial responde a una de las misiones intrínsecas de toda universidad pública: generar libros que contribuyan al desarrollo y la difusión de las humanidades y la cultura en el país. Focaliza su esfuerzo en hacer libros accesibles y de calidad, tanto en el valor literario como en la materialidad de las publicaciones. Asimismo, manifiesta un permanente compromiso por conectar los libros con distintas comunidades, a través de presentaciones de libros, charlas, talleres, concursos literarios y patrocinios a iniciativas asociadas al libro y la lectura. En el periodo 2014-2015 da un paso más en la promoción lectora, implementando el programa «Pasión de leer: sembrando amor por la lectura», una invitación a repensar el vínculo entre la comunidad escolar y la literatura (1).
Después de treinta años de existencia, la editorial se propuso desarrollar el Plan de Fomento de la Lectura 2022-2023 «Creando encuentros entre libros y comunidades», con el propósito de hacer de la lectura literaria una práctica cada vez más expandida y cotidiana. La iniciativa se enmarcó en el proyecto UVA2193 «Iluminando el nuevo Chile a través del arte, la cultura y el patrimonio», financiado por el Ministerio de Educación.
Gracias a un nuevo financiamiento del Ministerio de Educación, a través del proyecto UVA2393 «La UV contribuye a disminuir las brechas de acceso al arte, la cultura y el patrimonio», el Sello UV ha decidido dar continuidad al plan de fomento lector a través de las siguientes iniciativas:
• Cuarta versión del club virtual de lectura 451
• Clubes de fomento lector «Puerto de lectura» para comunidades escolares
• Talleres de fomento lector para la exploración vocacional
• Talleres de fomento lector para personas privadas de libertad
• Taller de narrativa autobiográfica para adolescentes que viven en residencia familiar
• Taller de fomento lector para estudiantes de la Escuela de Formación de Carabineros
• Taller de narrativa autobiográfica en la Biblioteca de Humanidades UV
• Mesas de fomento lector en espacios no convencionales de las provincias de Villa Alemana, Los Andes y Petorca
Conoce nuestro Plan de Fomento de la Lectura 2022-2023
El escenario es complejo: según la Encuesta de Comportamiento Lector 2014, casi un cincuenta por ciento de las personas encuestadas no había leído libros impresos por motivos de entretención u ocio en los últimos doce meses. Asimismo, «en todos los indicadores estudiados resultó relevante el capital cultural del hogar reflejado en el nivel educacional del jefe de hogar; en general, tener nivel educacional superior o más generaba una mayor proporción de cualquier tipo de lectura» (2).
¿Cómo incentivar la lectura en personas que no han tenido la posibilidad de acceder a libros en su casa, ver leer a su entorno familiar o escuchar relatar historias? Michèle Petit, antropóloga de la lectura y otras prácticas artísticas, plantea que «las cosas pueden cambiar a partir de un encuentro. Un encuentro puede dar la idea de que es posible otro tipo de relación con los libros» (3).
El encuentro, pues, como una manera de acercar la lectura literaria a personas que, pudiendo interesarse por ella, no han tenido la oportunidad de vivir experiencias significativas en compañía de los libros. La bibliotecaria Geneviève Patte, conocida como «la mujer del canasto» por su gesto radical de ir a buscar a los lectores a la calle, propone que «estos encuentros pueden vivirse sin importar dónde, en la intimidad como en el espacio público, en los grandes establecimientos como en las pequeñas estructuras, en la biblioteca como en el exterior. Lo esencial es la proximidad» (4).
Las distintas iniciativas de fomento lector de Editorial UV buscan generar las condiciones para que sus libros y distintas comunidades coincidan en un tiempo y lugar determinados: en el liceo, en el transporte público, en el centro de salud o en la biblioteca popular, ampliando el alcance del libro no solo en su acceso material, sino también en su indispensable mediación, para que cada persona tenga la posibilidad efectiva de elegir leer o no leer en las diferentes etapas de la vida.
El poeta viñamarino Ennio Moltedo, en su discurso de incorporación a la Academia Chilena de la Lengua, se preguntó: «¿En qué otro lugar se puede dejar impresa la verdad? Hasta aquello que olvidamos exige el recuerdo escrito. No es posible el exilio de los sueños. El libro es nuestro código personal y también arma insuperable para derrotar a todo poder invasor» (5). En estas breves líneas, Moltedo, quien dirigió la Editorial UV en su primera etapa, otorga al libro variadas y relevantes cualidades: dispositivo de transmisión cultural, depositario de memoria, refugio e instrumento para revertir situaciones adversas.
Crear puentes entre la lectura literaria y la comunidad requiere relevar la función vital del libro, hacer eco de sus múltiples posibilidades y contribuciones. El libro favorece la democratización de los procesos de acceso a la información y el conocimiento, aporta a la construcción de identidades y a la diversidad sociocultural, permite compartir y comprender las experiencias propias y ajenas, fortalece el desarrollo humano y la cohesión social. Tener la posibilidad de nombrar el mundo y construir sentidos mediante palabras, relatos y fragmentos encontrados en libros es un paso hacia el desarrollo de la imaginación, la creatividad, la sensibilidad, el pensamiento crítico y la participación activa en la sociedad.
Respecto a la lectura, y más precisamente sobre la lectura literaria, Michèle Petit señala que «no puede considerarse como un lujo o una coquetería el hecho de poder pensar la propia vida con la ayuda de las palabras (…) Y eso por medio de textos capaces de satisfacer un deseo de pensar, una exigencia poética, una necesidad de relatos, que no son el privilegio de ninguna categoría social. Se trata de un derecho elemental, de una cuestión de dignidad» (6). Concebir la lectura como un derecho cultural exige políticas públicas robustas que favorezcan el encuentro con los libros desde la primera infancia hasta la vejez, con énfasis en contextos de exclusión y desigualdad social, donde el libro, en general, no es un objeto familiar ni la lectura un hábito común. En tal sentido, una editorial cuyo domicilio se encuentra en una universidad pública tiene la responsabilidad de contribuir a garantizar este derecho.
Felipe Munita, especialista en mediación de lectura y literatura infantil y juvenil, plantea que «el gusto por la lectura no solo es un tema de voluntad o motivación, no es una experiencia a la que se llegue solo por contagio» (7), sino que exige diversos procesos de familiarización, mediación y socialización en torno al universo de lo escrito. Cuando el acceso al libro y la lectura es reconocido como un derecho cultural, estos procesos adquieren mayor relevancia y sentido de urgencia.
Los grupos prioritarios son dos: estudiantes de enseñanza media y personas mayores. El primero de ellos surge de la vinculación natural entre una universidad pública y los estudiantes secundarios. El fomento lector en niños, niñas y adolescentes es clave para hacer de la lectura literaria una práctica habitual y constante. Se ha escogido a jóvenes en su última etapa de educación escolar por los contenidos de las publicaciones de la editorial.
Por otra parte, Chile es el tercer país más envejecido de América Latina, ya que presenta una de las tasas de fecundidad más baja y una esperanza de vida al nacer superior a los ochenta años. El envejecimiento de la población requiere la implementación de iniciativas que garanticen los derechos de las personas adultas mayores, respondiendo a sus diversas realidades, necesidades e intereses. En tal sentido, se torna relevante generar instancias de fomento lector y mediación de libros pensadas para este grupo de edad, que la editorial ya ha llevado a cabo gracias a la vinculación con Gerópolis, centro interdisciplinario para el desarrollo de las personas mayores de la Universidad de Valparaíso, referente a nivel nacional e internacional en la temática de envejecimiento y vejez.
Referencias
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(1) El proyecto contó con la participación de mil quinientos estudiantes y profesores de las comunas de Rancagua, Valparaíso, San Felipe y Los Andes.
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(2) Encuesta de Comportamiento Lector 2014, Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, 2014, p. 109.
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(3) Michèle Petit. Lecturas: del espacio íntimo al espacio público. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 2001, p. 25.
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(4) Geneviève Patte. Biblioteca y vida: Elogio del encuentro. Valparaíso: Editorial UV, 2015, p. 51.
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(5) Ennio Moltedo. Regreso al mar. Antología poética. Valparaíso: Editorial UV, 2015, p. 222.
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(6) Michèle Petit, op. cit., p. 53.
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(7) Felipe Munita. Hacer de la lectura una experiencia. Reflexiones sobre mediación y formación de lectores. Lima: Biblioteca Nacional del Perú, 2020, p. 10.